Javier Raygoza Munguía
Un 24 de junio, el mero día de San Juan, falleció uno de los personajes de Chapala más longevos y de las familias más representativas de nuestra comunidad: Don Maximiliano Ramos Rivera, mejor conocido como el Niño Ramos.
En vísperas de carnaval presentamos una entrevista que le hizo Ricardo Vidrio Oliva en su sección «Un encuentro con…» publicada el 21 de febrero de 2004 en este semanario.
“En todas partes donde hay fiesta el recibimiento se hace en la plaza porque es del pueblo y no tiene por qué hacerse allá en lo apartado.
Antes aquí los carnavales eran muy bonitos pero ahora todo es a base de centavos.
Los recibimientos nunca se hacían fuera del centro de la población porque esta era una fiesta del pueblo y ahora dicen que es muchísima gente y que no se puede, pero yo les digo que es lo mismo, de todas maneras van a estar apeñuscados ahí.
En los recibimientos todo se regalaba.Ya en los toros pues era muy diferente y se cobraba porque era muy natural que se necesitaba alimento para los animales que prestaban para que los jugaran.
Mi padre era socio de los charros cuando se conformó la asociación y que vivía Don Heliodoro Sánchez, Carmen Ramírez, Marcelino González, Don Rafael Anaya y su hijo, el Güero Anaya y de ahí para acá fue cuando se empezaron a organizar los carnavales; los recibimientos en la plaza y luego los toros en un lienzo grande de piedra en donde está ahora el Campo Municipal y en el que cobraban diez centavos por subirse.
Los bailes en la noche se hacían en el Hotel Niza.
De las primeras reinas fue Anita Seimandi que se casó con el Güero Anaya y Anita la mujer del Doctor Herrera.Se hacían bailes populares muy bonitos el lunes de carnaval con los hermanos Padilla ahí en la plaza y no cobraban nada”. Contaba el Niño Ramos.
Dijo en vida que nació en Jocotepec en el año de 1920 y fue el mayor de los hijos de Maximiliano Ramos y María Rivera.Contaba que su infancia fue muy bonita “porque como no había vicios ni nada de eso, nomás la jugarreta y jugábamos aquí en el barrio roña y encantados.
Porque desde que nos venimos llegamos aquí a este barrio enfrente de ahí de donde es de los Mendoza.
Ahí era de mi abuelo Francisco Rivera el papá de mi mamá. Todo esto estaba casi baldío y le llamaban el Chichicastle”.Comentaba que Chapala era muy chico porque llegaba hasta la esquina de los Chamucos (Calle Degollado) de ahí en más todo era potrero.
Donde está actualmente el DIF era puro terreno que sembraban los señores Cuevas; Ignacio, José y Jesús.Donde está la calle 5 de Mayo era de Don Bonifacio Villanueva hasta donde da la calle de Morelos, ahí tenía el General Rosendo Cuevas su establo con vacas nomás que cuando empezó lo de los cristeros que se pelearon con el gobierno entonces él se remontó a pelear por la paz. Chapala era muy pequeño.
El mito dice que su pasión fueron los gallos. “La primera vez que me llevó mi abuelito Francisco Rivera estaba la plaza de gallos ahí donde fincó Felipe Huerta. Ahí era la plaza de gallos tapada con puros petates y fue donde me llevó mi abuelo por primera vez y hasta me compró un gallo”.
“Desde esa vez me empezaron a gustar y mi padre me compró herramienta y todo lo que se necesitaba para la cuestión de los gallos aunque por mi edad yo no amarraba ni nada de eso, pero seguía a los señores como a los Chamucos grandes, los padres de los actuales Chamucos y de ahí para acá yo vivía mis días felices con las jugadas de gallos en el palenque que luego se hizo en forma en la esquina de Juárez y Ramón Corona enfrente del Castillo Braniff y también en un salón que tenía Don Pancho Macías”.
Los amigos del Niño Ramos en su infancia y juventud fueron su compadre Rafael Ramírez, Alejandro Arraiga, Luis Mendoza, Juan Desales, Ramón Hernández, Aurelio Hernández, Alfredo Rivera, su compadre Toño el Morrongo entre otros.
Al Niño Ramos, como a muchos chapalenses nativos y de corazón le gustaba la música, contaba que “el domingo, había veces que poníamos la música de mariachi entre todos los amigos.
Iba yo a pedir permiso a la presidencia para que me dejaran poner el mariachi en la pura esquina del banquetón, la que va a dar a las casetas”.Contaba que venían muchas muchachas a trabajar en las casas de la gente de Guadalajara, “y una de las Chávez que se llamaba Anita y que tenía parientes que venían de fuera con trabajadoras domésticas, me dijo; «oye niño ¿cómo no hacemos un baile un domingo que tienen la salida las muchachas?»
¡Ándenle! -le dije- y me fui a la presidencia, y como el comandante Telésforo Real me conocía muy bien (él era hermano de Lupe Real que fue Reina del Carnaval) luego me dio el permiso y ahí hacíamos nuestras fiestas”.El mito dice que el apodo de “Niño” se lo debía a sus primos los Fernández; “Juan, Lupe y Miguel que nos visitaban mucho.
Mis padres eran padrinos de bautismo de Lupe y le llamaban «Nena» a mi madre, en lugar de madrina y entonces decían; «vamos a ver al niño de mi nena» y por eso se me quedó así.
”En los tiempos del Niño Ramos en Chapala, dice el mito que un muchacho no podía fumarse un cigarro delante de un mayor que él.Según los muy mayores cuentan que si la autoridad veía a deshoras de la noche a un joven deambulando, le preguntaban- ¿traes permiso de tu papá?-. Sí -¿Entonces podemos ir en la mañana a preguntar?-. Sí, ¿cómo no? A la hora que ustedes gusten-.“Era como se estaba llevando la disciplina de los jóvenes. Ahora veo yo que no hay eso”. Recordaba el Niño Ramos.Lo cierto es que ahora la disciplina es un mito.
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