Javier Raygoza Munguía
Desde hace más de 60 años, se cuenta de que una niña se aparece en la escuela Magdalena Cueva, ubicada en la calle Morelos 168, en #Chapala, esta historia tiene muchas versiones como todos los mitos y mitotes que se cuentan en esta comunicativa ribera de Chapala.
El patio de juegos de la segunda mitad del siglo XX eran las calles; ahí se jugaba a los encantados, a la “trais”, al changay, al bote, las niñas resorte, los niños trompo, canicas o se la pasaba uno afilando la zumba en la banqueta o fabricando una anillo con coyul.
En mi caso, uno de los juegos era rodear la cuadra; es decir, correr por la calle Morelos dar la vuelta a la derecha por la Zaragoza y luego por la Niños Héroes, pasar por la escuela de los niños y luego por la Juárez para llegar al punto de partida.
El reto era correr y pasar a un lado de la escuela de las niñas que nos causaba escalofríos porque se contaba que ahí se aparecía una niña y luego al pasar por la calle Niños Héroes, acelerábamos nuestra carrera porque exactamente a espalda de la escuela de las niñas, estaba la escuela Eugenio Zúñiga, popularmente conocida como la escuela de los niños… Y nuestra traicionera imaginación nos hacía suponer que la fantasma nos alcanzaría por ahí.
El mito de que se aparece el fantasma de la niña lo he escuchado desde la primaria y algunas personas que ya andan arañando los 70 años, cuentan que también sabían de esa historia. ¿Cómo murió? Según los mitotes, que la mató una maestra de un borradorazo, que se quedó encerrada y ahí se murió, que la mató otra niña y otras versiones iguales de fantásticas.
Recordemos que en esos tiempos maestros de primaria tenían el permiso de los padres de corregir a los alumnos con un coscorrón, un jalón de orejas, un reglazo en las manos y si uno se quejaba de que el profe o la profa nos había castigado, o aventado el gis o el borrador con buen tino, en vez de ir la madre hecha una furia a demandar a la escuela o acudir a derechos Humanos o a la SEP como se hace ahora, las mamás nos daban una segunda dosis por indisciplinados y por hacerlas pasar una vergüenza; a veces en la misma escuela delante de los compañeros las mamás le enseñaban al profe cómo se deberían de corregir a los mocosos, con unos fajazos.
A finales de los años 70’s ahí ensayaba el coro Voces de Chapala, por las noches, y quiero comentarles que sí se veía tenebrosa la escuela a esas horas…Hasta había murciélagos.
Su servidor ingresó al coro por ese tiempo y una noche escuché unos quejidos debajo de la escalera de esa escuela, entonces me acordé de la mentada niña, abrí la puerta del recoveco de la escalera para conocer al fantasma y entre las cubetas, escobas y trapeadores, estaba una pareja del coro dándole rienda suelta a las hormonas juveniles… De todos modos me asusté… Igual que ellos.
Respecto a la niña fantasma poco se sabe y mucho se cuenta… Ustedes ¿Qué saben de esta historia?