Por Gilberto Padilla García

En medio de una calurosa bienvenida que le dieron algunas catequistas y vecinos del Santuario de la Virgen de Guadalupe, el sacerdote Juan Castañeda Contreras regresó a Chapala su pueblo natal, luego de largos años dedicados a su ministerio en varias parroquias de la Arquidiócesis de Guadalajara.

La recepción se llevó a cabo el 19 de noviembre, al finalizar la misa de las 20:00 horas, en el pequeño atrio del Santuario de la Virgen de Guadalupe, donde fue recibido con pancartas, aplausos, porras y confeti, ya que no hubo misa de bienvenida, pero a cambio se ofreció un refrigerio que se compartió con todos los asistentes.

En un principio, Castañeda Contreras fue nombrado capellán por la Arquidiócesis de Guadalajara, para hacerse cargo de las capillas de Santa Cruz de la Soledad y de la Hacienda de La Labor, así como del Santuario de la Virgen de Guadalupe. Sin embargo, la noticia de su nombramiento generó una supuesta inconformidad.

Días antes de su llegada, a las manos del sacerdote llegó una carta con el “pensamiento y sentir de muchas personas de los barrios de Guadalupe y San Judas”, sin nombres ni firmas, donde se le invita a que reflexione y no se quede como capellán, sino como adscrito a la Parroquia de San Francisco de Asís.

“Apenas habían pasado unos días cuando nos informaron que serías tú quien venía como capellán y nuestro entusiasmo se nos vino al suelo, no porque seas tú quien viene, sino porque consideramos que tú como jubilado vendrás a hacer lo que quieras y lo que puedas”, indica la carta, cuya imagen circuló en redes sociales.

En entrevista, Castañeda Contreras afirmó que recibió su nombramiento como capellán, cargo que no podrá ejercer, ya que el 18 de noviembre le comunicaron que los obispos de la Arquidiócesis de Guadalajara habían cambiado su decisión y deberá quedarse como adscrito a la Parroquia de San Francisco de Asís.

“Sí recibí el nombramiento, pero los obispos tomaron otra decisión y pues, hay que aceptarla, ellos son la autoridad y nosotros estamos para obedecer siempre a nuestros obispos como sacerdotes”, agregó el padre Juan, quien aseguró que trabajará de la mano con el párroco y los demás sacerdotes de Chapala.

Después de lo acontecido, el padre Juan se pronunció por buscar siempre la comunión de la Iglesia, la estabilidad y la paz, y dijo estar contento de regresar a su querido Chapala: “Quién no siente gusto por regresar a su hogar, con su familia, pero más que nada es el gusto de seguir sirviendo a la gente, me siento muy a gusto”.

“La gente es muy buena con nosotros los padres, nos quieren, nos aprecian, nos estimulan a seguir trabajando para el pueblo de Dios y para darle gloria a Dios, porque esa es nuestra función como sacerdotes, y esperamos que ustedes como cristianos nos sintamos contentos, que estemos siempre unidos a él”, agregó.

Cuando se le preguntó cómo fue que recibió el llamado de Dios para entrar al Seminario de Guadalajara, respondió que “son cosas de Dios que a veces uno ni las entiende”, aunque comentó que fue cuando era niño, allá en el barrio del Carmen, donde servía como acólito, siendo el medio por el cual descubrió su vocación.

Dijo que cuando decidió ser sacerdote y lo comentó con sus padres, no recibió ninguna negativa de parte de ellos, sino apoyo, al igual que la gente lo ayudó con donativos para que continuara con sus estudios en el Seminario, “ya que mis padres eran muy humildes y pues, Dios nos dio licencia de llegar a la ordenación sacerdotal y aquí estamos, sirviendo a Dios en las últimas como luego dicen”.

Al padre Juan, de 74 años de edad, le faltan 10 meses para jubilarse y qué mejor que se regresar su natal Chapala para estar al lado de su familia y al mismo tiempo, continuar con su ministerio sacerdotal hasta el día de su retiro oficial, “como quien dice, quedarme hasta que Dios diga, hasta que se acabe la vida”.

El dato

Juan Castañeda Contreras nació en Chapala en el año de 1949. A los 15 años ingresó al Seminario de Guadalajara, ordenándose sacerdote el 13 de Diciembre de 1978. Anteriormente fungía como párroco en la Parroquia de Nuestra Señora de la Esperanza, en Zapopan, Jalisco.