Javier Raygoza Munguía
Cuando construyeron el Parque de la Cristianía desapareció la carretera a la orilla del Lago de Chapala que iba de Acapulquito a la Glorieta de La Estación… Y de ese tramo, en los años 70’s la gente grande contaba muchas cosas.
Los lectores que andan arañando los 50 y 60 años, recordarán esa carretera llena de pozos que llevaba a la secundaria J. Encarnación Rosas y a la Escuela Primaria Federal (1) más o menos donde está actualmente la Planta de tratamiento y que duraron pocos años debido a las inundaciones.
Cuando se circulaba por ahí, desde Acapulquito hasta la glorieta de la estación se podían ver pescadores reparando redes, que estaban tendidas sobre palos de unos dos metros; canoas embrocadas que los lancheros arreglaban poniéndoles brea y estopa entre la madera y charales tendidos para secar.
Por la noche la carretera era tenebrosa. Circular por ahí era riesgoso, si se conducía en auto o moto, la policía municipal podía detener por sospechoso al conductor y bajarle sus recursos económicos.
En aquellos tiempos, los guardianes del orden hacían su agosto en cualquier día del año, sorprendiendo a los enamorados que con destreza y habilidad acomodaban sus cuerpos en los asientos del VW para practicar el himeneo… Entonces los sorprendían guardianes del orden y los extorsionaban por faltas a la moral. (2)
Cabe resaltar la Avenida Cristianía, en ese entonces, era casi intransitable y lodosa, por lo que, para tomar la carretera para ir a Santa Cruz de la Soledad, San Nicolás de Ibarra, Tlachichilco, Mezcala, etc., era más fácil por la orilla del lago.
Personal que alguna vez trabajó con nosotros de esos rumbos, contaban que su hermano, papá, conocido o pariente, llegaron a ver una mujer que flotaba entre las redes y que luego desaparecía.
Cierta vez, transité por ahí luego de haber estado en una fiesta en Acapulquito y recordé las historias de las ejecutivas del mantenimiento del piso, la recámara y del hogar en general, por lo que caminaba con cierto temor.
Entonces vi a lo lejos que algo blanco flotaba allá entre las redes de los pescadores… el corazón se me salía de miedo, pero mi curiosidad y escepticismo pudo más y me puse mis lentes, entonces supe que eran trapos. (3)
No era la primera vez que me parecía ver figuras humanas a lo lejos, observar gigantes o seres extraños y que ya con los lentes, resultaron letreros o postes de luz con algún señalamiento.
Los que tenemos astigmatismo y miopía me entienden porque se ven las imágenes distorsionadas y borrosas.
Casi todos tenemos problemas visuales de miopía, hipermetropía, ambliopía, astigmatismo y a veces padecemos -como en mi caso- miopía y astigmatismo; y muchas personas que no se atienden a pesar de que les duele la cabeza o entrecierran los ojos para enfocar y se resisten a usar anteojos.
Lo que deduzco es que quizás muchas personas de aquellos tiempos, no tenían recursos para adaptarse lentes para corregir la visión y quizás pensaban que ver borroso o claro de lejos o muy de cerca o imágenes torcidas o rayitos en los focos, era normal.
Tal vez de ahí vengan muchas historias de figuras espectrales en la oscuridad y más cuando ya traían el espíritu de Baco como compañía.
De aparecerse alguna alma en pena en esa carretera, pudo haber sido más seguro que encontrarse con elementos de la policía municipal de ese entonces…
NOTAS:
1.- Yo estaba en la tarde y se llamaba Primaria Basilio Vadillo, pero no sé qué nombre tenía en la mañana.
2.- Si naciste por esos años, quizás fuiste tramitado en esa zona.
3.- Aclaro que en aquellos tiempos me resistía a utilizar los anteojos por cuestiones de vanidad.