Por Cristina Flores
Hay personas que nacen predestinadas a desarrollar una profesión u oficio, ya que desde pequeñas mostraron virtudes y cualidades que al ir creciendo fueron desarrollando y perfeccionando.
Tal es el caso del chapalense Luis Antonio Desales Salcedo quien desde que tuvo uso de razón se inclinó por las artes, especialmente por la música y el canto.
En esta ocasión voy a platicarles la historia de vida de mi primo Luis Antonio Desales, con quien a pesar de la diferencia de edad (le llevo cinco años), hemos tenido mucha cercanía y complicidad, al grado de acompañarme a las clases pre matrimoniales (mi futuro marido no podía ir) y a mi boda en Los Ángeles, California.
Luis Antonio nació en Chapala, Jalisco un 28 de noviembre de 1962. Es el tercero de los seis hijos que procreó el matrimonio formado por mis tíos María del Socorro Salcedo Ortega y Antonio Desales Herrera: Adriana, Pedro (QEPD), María Eugenia, Luis Antonio, Fernando y Luz María.
Luis mostró desde pequeño sensibilidad hacia el arte, ya que desde el kínder y primaria se involucró en todos los festivales artísticos, siempre contando con la complicidad de mi tía Socorro quien hábilmente le confeccionaba el vestuario requerido en sus presentaciones.
Quizás la gente de más edad recuerde a su papá Don Toño Desales como el eterno mesero del icónico Hotel Nido, quien laboró ahí toda su vida hasta su jubilación.
Por esos años Chapala sólo contaba con oferta educativa muy básica, así que los jóvenes que querían estudiar una carrera universitaria tenían que ir a Guadalajara o en su defecto quedarse en Chapala a cursar la “Academia Comercial México” y graduarse de Contador Privado, opción por la que optó mi primo Luis.
Al graduarse entró a trabajar en la Secretaría de Hacienda en el edificio que estaba en lo que ahora es La Vela -sobre Av. Hidalgo-, ahí laboró como ejecutor fiscal por los siguientes cinco años. Al mismo tiempo que trabajaba en hacienda se inscribió en la secundaria nocturna por cooperación en el antiguo edificio de la prepa Chapala.
Teniendo las tardes libres, se integró al ballet del recordado maestro Salvador Chávez Márquez, ballet en el que vivió grandes experiencias durante los diez años de su permanencia. Recuerda con cariño y agradecimiento al finado maestro ya que a él le debe el gusto por la danza y la música mexicana.
En ese entonces en Chapala estaban en su apogeo las “lunadas”, fiestas en donde Luis Antonio se reunía con los amigos alrededor de una fogata, a la orilla de la laguna, a tocar guitarra y a cantar las melodías de moda aprendidas en la revista “Guitarra fácil”.
En el año 1985 lo convencí de acompañarme a mi boda en Los Ángeles, California (tuvo que renunciar en hacienda), y ya estando allá decidió quedarse por dos años para trabajar y perfeccionar su inglés, así que mientras trabajaba por las noches en un restaurant, por las mañanas asistía a clases de inglés en la Escuela Roosevelt para adultos.
Añorando su familia y amigos decidió regresar a Chapala y en 1988 se integró al “Coro Redes y Cantos de Chapala” dirigido por el maestro Jorge Becerra López en donde además de tocar guitarra cantaba con tesitura de tenor.
A la par que trabajaba en el coro empezó a impartir clases de inglés en la “Academia Comercial del Lago” y posteriormente en la “Academia Comercial México”.
Queriendo ser un maestro certificado y calificado se graduó como Maestro de Inglés en el Instituto Anglo Americano en Guadalajara. Por su facilidad con dicho idioma fue invitado por la colonia extranjera en Ajijic a hacer teatro musical, experiencia que recuerda gratamente.
Gracias a que hizo amistad con los extranjeros le ofrecieron trabajo en la inmobiliaria “ReMax Fénix”, agencia en la que estuvo laborando por los siguientes diez años.
Sin dejar su trabajo en el coro, se integró también a la “La Rondalla de Chapala” dirigida por el Dr. Felipe Ochoa, con quien, durante los dos años que estuvo, grabó un disco y realizó muchas presentaciones.
Al mismo tiempo junto con su amigo Saúl Mendoza y su hermano Pedro Desales formó el “Trío Chapala” con el que acompañaban en algunas de sus presentaciones al ballet folclórico del maestro Raúl Valdez Pulido, además de llevar serenatas y mañanitas tan de moda en esos tiempos.
En el año 2004 se casó con la señorita Irma Leticia Rivera Mexicano en Las Vegas, Nevada, compañera que ha sido fundamental tanto en su vida personal como profesional ya que además de ser también integrante del coro, ha sido su mano derecha y madre de su único hijo Luis Alberto Desales Rivera.
Volviendo a su vocación de docente de nuevo impartió clases de inglés en el Instituto Tecnológico por los siguientes ocho años.
Después de 24 años de ser integrante del Coro Redes y Cantos de Chapala y de apoyar a la Lic. María Elena Ramírez en el Centro Cultural González Gallo, pasó a ser nombrado director del coro en el año 2011, luego de la muerte del maestro Jorge Becerra, puesto que desempeñó por seis años hasta su jubilación.
Al preguntarle al maestro sobre su trabajo en el coro, dice sentirse muy orgulloso de su desempeño ya que pudo, respetando la línea del coro, innovar en sus presentaciones integrando rutinas teatrales, escenografías, duetos, tríos y otras dinámicas que enriquecieron las actuaciones del grupo. Todo con la única intención de que la gente disfrutara.
Mi primo dice agradecer a la vida que su hijo Luis Alberto, actualmente de 16 años y estudiante de preparatoria, también esté enfocado en la danza ya que es integrante del Ballet Folclórico “Ixtlacateotl” de su tío Carlos Rayo.
También agradece a Dios, a sus padres, familia, amigos, compañeros del coro, al público y a todas las personas que han sido parte importante de su vida personal y profesional.