Javier Raygoza Munguía
“¡No la agarres!” me advirtió mi amigo alarmado cuando yo pretendía levantar el pequeño y curioso bultito que estaba por la vereda allá por el rumbo del Jagüey. “Es una chingadera de alguien a quien quieren fregar…”
Mientras entrenábamos y trotábamos por las veredas disfrutando en ratos la hermosa vista del lago y Chapala, me explicó que ese trapo envuelto en lazos estaba relacionado con la brujería. Luego me contó que a un tío de él lo habían embrujado y que le empezó a ir mal en los negocios y que se enfermó y los médicos no le hallaban por qué se puso de pronto así… “Nomás empezó a ponerse flaco, flaco” y que cierta vez en un rincón del corral encontraron de casualidad un trapo amarrado con “Como el que vimos ahorita… Entonces trajeron a un señor, hizo sabe qué cosas y se lo llevó”… Desde ahí, mi tío empezó a mejorar de salud y todo empezó a componerse.
Dos o tres años después, cuando iba rumbo a mi casa, me encontré junto a la banqueta por la calle Degollado en Chapala, casi llegando a la 5 de Mayo, un bultito parecido; me ganó la curiosidad, lo tomé y desaté los tres lazos, desenrollé el trapo y había otro más pequeño con otros tres lazos. Tampoco tenía algo; luego los tiré a un bote de basura.
Historias de brujos y embrujados hemos escuchado todos; se cuenta que hay quien haga “trabajos” aquí en la cabecera municipal, en Ajijic, en Tlachichilco, en San Juan Tecomatlán, en Mezcala y al otro lado de la laguna… Es decir, por todos lados tenemos brujos y brujas.
La creencia de que alguna persona esté “enechizada” (como dijo una empleada de mantenimiento hogareño que trabajaba con nosotros) abunda en la sociedad local, no importa el grado de educación, ni la condición económica.
Las personas dogmáticas y por consiguiente supersticiosas, principalmente de la religión católica, son más afectas a ser víctimas de oportunistas que se aprovechan de su ignorancia y les sacan el dinero para hacerles algunos amuletos o conjuros para que les vaya bien, no los abandone la pareja o que el hijo o hija regrese al buen camino y además refuerzan sus ansias y deseos con novenas, rosarios y rezo, santos, vírgenes y veladoras de todos colores.
La ribera de Chapala tiene una nutrida comunidad supersticiosa y es un negocio bastante floreciente libre de impuestos y sin aranceles; es decir, lo mismo cobran cien pesos que diez mil por una “chambita de esas” dependiendo de la importancia; por supuesto que siempre hay quien pague eso y más.
Siempre va a haber gente se da tiempo para que les lean las cartas, el café o la mano y no buscan el momento para leer algún libro, que sería de mucha utilidad para desvanecer su ignorancia y superstición.
Por curiosidad busqué en Google “Cómo embrujar” y me salieron 557 mil resultados, desde hechizos sexuales, de amor, para que vaya bien en los negocios, para que les vaya mal a otros, incluso hasta se puede embrujar por teléfono y además se ofrece magia de todos los colores; blanca, negra, rosa, verde, amarilla, etc.
A aquellas personas de aquí de la ribera de Chapala que creen en la brujería o que saben de estas cosas, me gustaría que me informaran qué importancia tiene la confluencia de la calle Degollado y 5 de Mayo y la confluencia de la calle Flavio Romero de Velasco y 5 de Mayo, porque me ha tocado dos veces ver en esas esquinas -ya muy noche- a cuatro mujeres quemando algo y con ramas en la mano como que estaban barriendo.
¿Ustedes creen en la brujería? ¿Siente que los tienen por ahí “clavados” con alfileres?
Les pregunto porque vivimos en una comunidad muy envidiosa y hay gente que no perdona la felicidad o el éxito de los demás y buscan la manera de chingar, aunque sea con difamaciones. ¿Ustedes qué opinan?