Javier Raygoza Munguía
Subir a la Capilla de Lourdes en Chapala tiene dos principales motivos para muchas personas, mientras que unos sudan la gota gorda trotando pendiente arriba para fortalecer su cuerpo, otros lo dedican a robustecer su frágil espíritu y Fe.
De la Capilla de Lourdes y a quien está dedicada, se cuentan muchos mitos; en lo personal yo escuchaba a mis compañeros de primaria que un adolescente se había quedado tuerto porque malosamente quemó con un cigarro la estatua de la Virgen de Lourdes que está en la cueva.
Cuando íbamos a ver el cocodrilo que estaba en una finca cercana, me proponía ver con mis propios ojos si la estatua estaba quemada del cachete; como me habían asegurado mis compañeros de primaria, pero nunca corroboré tal hecho en ningún sentido.
Sin embargo, en un pequeño librito titulado “Nuestra Señora de Lourdes de Chapala” escrito por el Pbro. Luis Enrique Orozco, Miembro de la Comisión de Divulgación Histórica de Guadalajara, asegura que cuando se construía el segundo cuerpo de la torrecilla de esta capilla se desprendió del andamio un joven de 14 años que trabajaba en la obra como peón precipitándose hasta el suelo.
JOVEN DE ACERO
“Quienes presenciaron el caso, juzgando una muerte inevitable, con grande alarma invocaron a Nuestra Señora de Lourdes cuyo Santuario se construía. ¡Raro prodigio de la Virgen María! No obstante que el joven cayó de cabeza sobre multitud de piedras allí amontonadas para la construcción se levantó completamente ileso; pero con el consiguiente susto por haberse visto tan cerca de la muerte”. Dice en el libro.
HASTA MONJA SE HIZO
Agrega otro hecho en el que dice que “Siendo de cinco meses de edad la niña Ana Toussaint del Castillo, fue atacada de una rara enfermedad en los bronquios que al año y medio degeneró en una asma furiosa y tenaz, con aspecto de incurable según el dictamen de los médicos. Sus piadosos y angustiados padres desde Guadalajara se trasladaron a Chapala y en el Santuario de Nuestra Señora de Lourdes hicieron fervientes súplicas a la Virgen rogándole les alcanzara la salud de su hija.
Se le sujetó enseguida a nuevo tratamiento médico y el favor de Nuestra Señora de Lourdes no se hizo esperar. La niña sanó completamente y tal vez sintiéndose con una deuda muy grande con Nuestra Señora y con vocación a la vida religiosa entró al primer Monasterio de la Adoración Perpetua de Guadalajara donde hizo su profesión religiosa”.
CÓMO EMPEZÓ TODO
Se cuenta que el señor Guillermo González Hermosillo y Brizuela, vecino de Guadalajara y dueño de una quinta de veraneo en Chapala, “deseoso de que los vecinos del barrio del Ixtle y demás personas que allí tienen sus residencias gozaran de mejor atención espiritual y tuvieran más a la mano un lugar de oración” ideó levantar la capilla.
EL SÚPER COMITÉ PRO CONSTRUCCIÓN
Se dice que lo platicó con el entonces párroco de Chapala, Pbro. D. Antonio de Alba, y con anuencia del Arzobispo de Guadalajara, José Garibi Riviera, se constituyó un Comité Pro-Construcción que quedó integrado por Manuel Diéguez como Presidente ayudado del mismo Antonio de Alba y de varios miembros de la Colonia Francesa radicada en Guadalajara, entre ellos el Sr. D. Guillermo González Hermosillo y Brizuela y las señoras Da. Concepción Ibarra de Troutier, María Ancira de Schnaider y señorita Amparo Martínez.
La Sra. Da. Concepción Ibarra de Troutier y Srta. Amparo Martínez comenzaron hacer las primeras colectas de donativos para la obra y además de la Colonia Francesa ayudaron los señores Walter Schnaider, Agustín Trutier, las señoritas Guadalupe Gallardo, Ma. De la Luz Brizuela y “varias personas de las que pasan temporada en Chapala” en la estación de las lluvias.
El ingeniero Luis Ugarte hizo los diseños del nuevo Santuario que sería dedicado a la virgen de Lourdes y el 18 de marzo de 1940 se colocó la primera piedra.
Se comenta que se gastaron más de 30 mil pesos y al año siguiente ya estaba listo el santuario.
DESCRIPCIÓN POÉTICA
Así lo describe poéticamente Luis Enrique Orozco en su libro “En la ladera meridional del cerro llamado de Ixtle, al oeste de la Iglesia Parroquial de la florida y pintoresca Villa de Chapala, se eleva un moderno y devoto Santuario, centro de piedad mariana, dedicado a Nuestra Señora de Lourdes. Una elevada y empedrada calzada, adornada a sus lados de palmeras, desemboca y conduce a una terraza abierta en los flancos de la montaña donde se encuentra el Santuario, de frontis original y sencillo, con una elevadora torres que remata en su capulino con su respectiva cruz. Una escalinata con balaustrados lleva a la puerta de entrada formada por un arco de medio punto coronado por una hornacina de labrada de cantera rosada con la pétrea estatua de la Virgen titular.
Al lado derecho, sobre peldaños de piedra, y salpicada de florecidas y cultivadas plantas, se sigue extendiendo la terraza donde, teniendo a la espalda la montaña, se yergue sobre su pedestal una estatua de Nuestra Señora de Lourdes, de mármol blanco y casi de tamaño natural, teniendo a sus pies, también sobre su respectivo pedestal, a Bernardita Soubirous de rodillas y absorta en la contemplación de la Señora Celestial.
El paisaje que de aquí se contempla es sobremanera bello y encantador.
Un cielo siempre azul adornado de diáfanas y plateadas nubes envuelve siempre el hermoso panorama Chapala, silencioso ahora y tranquilo, se recuesta con su caserío al pie de la montaña y se va extendiendo hasta la orilla del conocido tradicionalmente por Lago de Chapala cuyas linfas retratan los celajes y la larga cadena de cerros de color violáceo que militan el horizonte destacándose majestuoso entre ellos el que llaman hasta ahora Cerro de García, a cuyos pies parecen también dormir tranquilos los poblados de San Pedro, Tuxcueca, San Luis Soyatlán y Tizapán El Alto. Todo este cuadro está matizado aquí y allá por incontable multitud de alegres palmeras, cedros, jacarandas en flor, cipreses, sauces de primoroso verdor, laureles de la India, etc. que contrastan alegremente con la variedad de enredaderas y bugambilias de abigarrados colores que cuelgan de casi todas las casas de veraneo de los acaudalados vecinos de la Ciudad de Guadalajara que han construido allí sus fincas de recreo.
A la verdad no podía haberse encontrado lugar más encantador para levantarle un trono a la Santísima Virgen María.
El interior del Santuario es de tres bóvedas planas, con ábside semicircular en el presbiterio, decorado de blanco y diversos tonos de azul que le dan un aspecto recogido y devoto y alegre. Está dotado de lo necesario para celebrar las funciones del culto y se mantiene limpio y aseado. En el centro del presbiterio está el altar de mármol blanco de Carrara en cuyo retablo se muestra la imagen de nuestra Señora de Lourdes que desde que fue colocada no ha dejado de dispensar su amor y misericordia maternales a quienes suben a la montaña en demanda de gracias y favores”.
LA BENDICIÓN DEL SANTUARIO
El 15 de agosto de 1941 se hizo la bendición de la Capilla de Lourdes y el día 19 del mismo mes se hizo la primera Peregrinación y la bendición de la imagen, por el Sr. Arzobispo de Puebla Pedro Vera y Zuria.
El sacerdote Manuel Diéguez fue el primer Capellán y desde su Iglesia de San José de Gracia de Guadalajara se trasladaba a Chapala los domingos y días festivos para celebrar la misa en el nuevo Santuario, así como para celebrar las fiestas anuales del 11 de febrero que conmemora la aparición de la Virgen María en la Gruta de Massabielle.
Por si no saben, la imagen es obra del artista queretano Agustín de Espinosa y fue pagada por la señorita María Ugarte Garagarza quien la donó a ese santuario.
PRIMERA RESTAURACIÓN
Casi diez años después requirió una restauración el santuario ya que tenía muchas cuarteaduras debidas a la resequedad del terreno causada por la sistemática desecación del Lago de Chapala, a partir del año de 1950 y que ocasionó también la ruina de fincas de los vecinos del barrio del Ixtle.
El mismo Sr. Ing. D. Luis Ugarte que construyó el Santuario dirigió esta reconstrucción que fue iniciada el 9 de mayo de 1954 y en la cual se invirtieron cerca de 45 mil pesos.
Al cura Antonio de Alba le siguió el sacerdote Raúl Navarro el 27 de abril de 1954, el cual tomó posesión de la parroquia el 1 de mayo y por consiguiente de la capillita.
Cabe destacar que el señor Agustín Troutier y su esposa Concepción Ibarra de Troutier, quienes eran dueños de una finca llamada “Villa Niña” que se ubicaba al final de la calle de Morelos en Chapala, tuvieron bajo su cuidado el Santuario desde su dedicación y durante el tiempo en que fue Capellán Manuel Diéguez.
Por mucho tiempo atendió la sacristía, el aseo del Santuario y el cultivo de las plantas de la explanada, Julio Medina, un sirviente de los señores Troutier.
DE BARRIO
Si usted llama a esa zona el barrio del Ixtle, ya andará arañando los 70 años, las nuevas generaciones lo conocen como el barrio de Lourdes.
PIDE TU MILAGRO
Dice el mito que ir a la Capilla de Lourdes sí hace milagros; si sube desde la Av. Hidalgo los cerca de doscientos metros hasta el primer escalón de la capilla unas diez veces diarias, le fortalecerá el corazón, le dará condición física y le endurecerá los glúteos y las piernas… y hasta le bajará la panza…
Fuentes
ALBA, Antonio de “CHAPALA”.
www.chapala.mex.tl
Libro Nuestra Señora de Lourdes de Chapala del Pbro. Luis Enrique Orozco, Miembro de la Comisión de Divulgación Histórica de Guadalajara
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