Por Cristina Flores
Chabelo El Chamuco es conocido en Chapala por ser un buen albañil, un magnífico futbolista, un activista del deporte, un personaje divertido y ocurrente y uno de los chapalenses que ha procreado a toda una dinastía de “chamuquitos”, ya que tiene 15 hijos, de los que increíblemente no se acuerda de sus nombres pues, conforme iban naciendo, les iba asignando un apodo de acuerdo a sus características físicas.
Para conocer más de la vida de este singular personaje, me di a la tarea de visitarlo en su casa de la calle Guerrero en Chapala, en donde a sus 87 años se mantiene lúcido y con la picardía que siempre lo ha caracterizado.
La historia de Don Isabel Sanabria Chávez inicia cuando sus padres Prisciliano Sanabria y Benita Chávez se casaron y procrearon seis hijos: Pánfilo, José, Elías, Jesús, Florencio e Isabel (Chabelo).
Platica Don Chabelo que nació en Chapala un 8 de julio de 1933 en un hogar muy humilde, en donde su padre era de oficio albañil, razón por la cual desde muy pequeños la mayoría de los hermanos se iniciaron en este mismo oficio.
Recuerda con nostalgia las palabras que le dijo su padre al pagarle los dos centavos que ganó como primer sueldo de ayudante de albañil, “ten pa’ tus vicios”, así que siguiendo su consejo los gastó en la compra de cigarros, ya que todos en su casa fumaban y aunque los hijos eran pequeños, se les tenía permitido, pues en ese tiempo no se tenía conciencia de que el tabaco era tan dañino para la salud.
Los primeros cuatro grados de su instrucción primaria los hizo en la “Escuelita del Padre Raúl Navarro” y quinto y sexto en la escuela Eugenio Zúñiga. Toda su niñez y juventud se la pasó entre su trabajo de albañil, la escuela y el futbol.
Sus amigos y la gente de su generación lo recuerdan como un magnífico extremo izquierdo, que tenía muchos admiradores pues era muy bueno en el campo de juego.
Muchas décadas como futbolista las dedicó al equipo de sus amores “El Alianza”, en donde hizo grandes y buenos amigos.
Platica que cuando tenía 17 años conoció a una muchacha de nombre Guadalupe Santos que trabajaba cerca de su casa con la que, según sus palabras, “se enredó” y con quien tuvo dos hijos (José Luis y Ricardo), luego sin saber por qué, Lupe se fue a vivir a Guadalajara a una vecindad, a donde Don Chabelo la siguió para vivir con ella, pero por algunos problemas difíciles de explicar se separaron y al poco tiempo, en la misma vecindad, conoció a otra muchacha muy joven llamada María Elena Tapia (ella tenía 13 años y él 20 ) originaria de El Salto, Jalisco con quien regresó a Chapala para casarse y tener 13 hijos.
Aquí hago un paréntesis para platicarles a nuestros lectores que en una ocasión estando su servidora trabajando como enfermera en el Centro de Salud local, llegaron Don Chabelo y su esposa con uno de sus hijos a quien le acababa de picar un alacrán. Al estarlo atendiendo le pregunté el nombre del pequeño, pregunta que ambos no supieron contestar, ya que increíblemente no recordaban el nombre oficial y sólo me pudieron proporcionar su apodo el cual era “El Picudo”.
Al recordarle a Don Chabelo dicha anécdota me respondió que en la actualidad sigue sin recordar sus nombres, ya que al nacer y verlos les asignaba un apodo con el cual cargarían el resto de sus vidas.
Con la ayuda de una nuera que estuvo presente durante esta entrevista pudimos conocer los nombres y apodos de sus vástagos: José Luis “El Prieto”, Ricardo “El Bagre”, Fernando “El Gusano”, Javier “El Panzón”, Mario “El Pilili”, Pedro “Carambolas”, Gabriel “La Liendre”, Sergio “Tejón”, Rogelio “Tingüis”, Alejando “El Picudo”, Jorge “Chulín”, María Isabel “La Pelona”, Arnulfo “Ojos de reloj”, Verónica, Mariana y Yolanda.
Como Don Chabelo era muy vago y ocurrente tenía que ingeniárselas para entretener a sus hijos, así que un domingo se le ocurrió llevarse a su esposa y a sus hijos en formación militar, marchando hasta la parroquia a escuchar misa y así lo siguió haciendo subsecuentemente ya que vio que a sus hijos les divertía y a la gente le causaba gracia y admiración.
Durante la administración del ex presidente municipal Guadalupe Padilla, tuvo la oportunidad de ser entrenador y formar, con sus hijos y familiares, un equipo de futbol al que llamó “Las llamas del Infierno”, al igual formó un equipo de mujeres al que denominó “Las Gacelas” (del barrio la Purísima). Con los dos equipos tuvieron muchos logros y seguidores y pudieron foguearse y viajar a otros estados de la república.
Por esos mismos tiempos se hicieron famosos los desfiles en los que participaba Don Chabelo y sus equipos ya que en cada ocasión presentaban diferentes escenografías y atuendos, haciendo las delicias del público asistente.
También tuvo la oportunidad de entrenar niños y jóvenes (hombres y mujeres) en el deporte del boxeo, en donde sus peleas eran muy concurridas ya que se hacían en plena calle y atraían a gran cantidad de público quienes se divertían con los aguerridos encuentros.
Para celebrar sus aniversarios de bodas organizaba grandes y singulares fiestas. Por ejemplo para conmemorar sus 50 años de casado se vistió de pachuco y organizó un alegre desfile que era antecedido por ristras de cuetes y en donde fue llevado en una carretilla adornada para la ocasión, empujada por sus doce nueras, hasta llegar al salón en donde se celebró la fiesta.
En el año 2015 murió su querida esposa y por cuestiones de salud dejó de trabajar.
En la actualidad sigue viviendo en la misma casa que construyó en la calle Guerrero con la ayuda de sus muchos amigos, en donde crió a todos sus hijos y en donde sigue viviendo rodeado de sus recuerdos y del amor de sus 15 hijos, sus 55 nietos y sus 16 bisnietos.
El 18 de enero 2022, a casi un año de esta entrevista de #gente nuestra, murió don Chabelo.
Descanse en Paz.
Que interesante la historia de don Chabelo, (un ejemplo para muchas familias de hoy). Es interesante su gran profecion, deporte y sus ocurrencias para vivir con alegría y honestidad.