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Manuel Guardado Moya “La Nata”

Por Cristina Flores

Muchos han sido los chapalenses que por cuestiones económicas decidieron vivir gran parte de su vida en el vecino país del Norte.

Para Don Manuel Guardado los años y la distancia nunca fueron impedimento para estar pendiente de lo acontecido en su pueblo, así que cuando llegó la hora de jubilarse, sin titubear, regresó gustosamente a la tierra en donde están sus raíces y su corazón.

Aunque tanto él como sus padres nacieron en la Delegación de San Nicolás de Ibarra, considera Chapala el lugar en donde se desarrolló pues desde que tenía 7 años de edad fue traído a esta ciudad y fue aquí en donde se formó.

Don Manuel nació el 16 de junio de 1939, fue el tercero de los cuatro hijos que tuvieron sus padres Don Jesús Guardado y Doña Luciana Moya. Desde pequeño lo empezaron a apodar “La Nata” ya que dicen que era muy parecido a un vecino llamado Natividad, es por eso que sus amiguitos por molestarlo lo apodaron así.

Cuando estaban él y sus hermanos pequeños murió su padre Don Jesús, dejando a su mamá la gran responsabilidad de criar sola a sus cuatro hijos. Sus hermanos Antonio, Rafael y Manuel quedaron de 7, 5 y 4 años de edad respectivamente y Federico el más pequeño con sólo nueve meses de vida.

Al quedar viuda Doña Luciana se puso a vender antojitos mexicanos en San Nicolás, pero al ver que no le alcanzaba decidió venirse a Chapala trayéndose a tres de sus cuatro hijos, dejando al pequeño Manuel al cuidado de su abuela materna Doña María Contreras.

Una tía llamada Ignacia Morando que vivía en Chapala, al otro lado de los baños termales, en la casa del manglar (ahora malecón), les dio hospedaje y así Doña Luciana pudo ponerse a trabajar limpiando casas y lavando ajeno.

Cuando el pequeño Manuel cumplió 7 años se reunió con el resto de la familia en Chapala y entró a estudiar su primaria con las maestras Josefina y Paulita Real en la “Escuela del Padre” y los últimos años en la Escuela del Estado con la maestra Lola Flores.

En sus tiempos libres tanto él como sus hermanos le ayudaban a su mamá a cargar los grandes bultos de ropa que la señora iba a lavar a la laguna, además los sábados los niños trabajaban sembrando, cortando jitomate y otras verduras en el cerro de El Tecolote.

De esos tiempos Don Manuel recuerda que estaba tan limpia el agua de la laguna que con confianza la tomaban directamente. Así mismo recuerda que en el área de los baños termales los “aguadores” llenaban sus cántaras o botes de unas llaves que daban a la laguna y la transportaban en burros a los hogares en donde las amas de casa la compraban.

Cuando Don Manuel tenía 12 años de edad, yendo todavía a la escuela, se enseñó a confeccionar huaraches con el señor Rodolfo Guzmán. A los 13 años ya habiendo aprendido el oficio lo contrató de planta Don Pedro Guzmán, el papá de Donato Guzmán “El Cois”, con quien duró 12 años.

Por esos años eran tantos los turistas que visitaban Chapala, que no había período vacacional que no hubiera varias personas ahogadas en la laguna. Triste recuerda Don Manuel a su hermano Rafael, quien tenía sólo 16 años cuando se ahogó junto con otro amigo pescador.

A los 24 años Don Manuel se casó con la chapalense María Elena Perales Desales con quien en Chapala procreó 7 hijos: Patricia, María Elena, Lourdes, Rafael, Manuel, Francisco y José Luis.

Ya con varios hijos que mantener Don Manuel entró a trabajar como mesero y bar tender en el “Hotel Villa Montecarlo” y en 1972 pidió permiso y se fue a probar suerte a los Estados Unidos en donde trabajó para una compañía china que se dedicaba a fabricar cañas para pescar. Mal pagado y desilusionado se regresó un año después a Chapala y volvió a su trabajo en el hotel.

En 1975 estando trabajando en Montecarlo le tocó atender a una pareja norteamericana que estaba hospedada disfrutando de su luna de miel. Platicando con el extranjero éste le ofreció trabajo en caso de que volviera a los Estados Unidos. Al poco tiempo viajó de nuevo, contactó al norteamericano y con su recomendación pudo trabajar, primero pintando casas y en la jardinería, para luego entrar en una compañía que se dedicaba a limpiar refinerías.

En 1976 se llevó a su familia y se establecieron en la ciudad de Compton y allá nació su último hijo de nombre Alejandro. Tres años más tarde compró su primera casa en Watts California y siguió trabajando en la misma compañía durante los siguientes 21 años.

Con añoranza Don Manuel recuerda los tiempos en que era parte de la banda de música que formó su compadre Manuel Luna, la cual ensayaba en su casa y en donde, además de sus hijos, estaba más gente de Chapala. Muchas fueron las ciudades y escenarios norteamericanos en donde se presentaron con gran éxito hasta que la banda se desintegró.

En 1990 tanto él, como su esposa y sus hijos, tramitaron la ciudadanía estadounidense y al llegar el tiempo de su jubilación vendió su casa a su hijo y construyó una nueva en Chapala ya que decidió que quería venirse a descansar y a pasar el resto de su vida aquí.

En la actualidad vive muy feliz en Chapala, su tierra adoptiva y periódicamente regresa al Norte a visitar a sus hijos a quienes afortunadamente les pudo dar educación. Patricia estudió enfermería, María Elena es directora de un hospital, Lourdes trabaja en una escuela, Rafael desgraciadamente murió, Manuel es troquero, Francisco maneja su propio tráiler, José Luis es mecánico y Alejandro es jefe de varios mecánicos que trabajan para el condado de San Bernardino.

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